Vivimos expuestos a un bombardeo constante de publicidad alimentaria. Vemos anuncios de comida diariamente en la televisión, vallas publicitarias, redes sociales, etc. que, además, no son alimentos saludables. Casualmente, son los alimentos menos saludables los que más invierten en técnicas promocionales. ¿Verdad que la fruta o la verdura no se suele publicitar? Esto es porque se sobreentiende que son alimentos sanos y no necesitan publicidad.
En el marketing alimentario se utilizan una serie de estrategias que son claves para que los consumidores elijan el producto que publicitan. Estas estrategias se basan en el uso de colores determinados según lo que quieran trasmitir, la colocación de sus productos en lugares estratégicos en los supermercados, la forma del envase, las alegaciones nutricionales, etc. Pretenden crear sensaciones con sus eslóganes y conectar con el consumidor.
Por otra parte, personas con fama como actores, influencers, futbolistas, etc., anuncian alimentos como yogures, cereales integrales o batidos “detox”. El mensaje que llega al consumidor es que comprando y consumiendo esos productos se va a parecer a esas personas famosas.
Ejemplos de publicidad
-100% natural: aquí existe una laguna legal ya que se permite indicar en cualquier envase la palabra “natural”. Lo hemos visto en pan de molde, en cremas, etc. Si nos preguntamos ¿qué es natural? quizás nos viene a la cabeza que algo natural es más sano o que no tiene aditivos. Sin embargo, no hay que perder de vista que los aditivos son necesarios en según qué situaciones, como por ejemplo cuando cumplen la función de conservantes. Es por ello que un alimento sin aditivos no tiene que ser necesariamente mejor o más “natural”.
-Alimentos bio/eco: en su producción no se han usado productos químicos de síntesis (elaborados en el laboratorio) pero sí productos de origen animal, natural o vegetal. Existe ganado que ha sido criado al aire libre, con alimentación ecológica y sin usar organismos modificados genéticamente. ¿Significa esto que sus productos derivados son más sanos? No. En cuanto a nutrientes no existe una diferencia significativa, aunque sí en cuanto al sabor. Considero que bio/eco es más una filosofía de vida que pretende una producción sostenible con el menor impacto ambiental.
-Alimentos avalados con sellos de instituciones o asociaciones: Si nos fijamos, algunas galletas, cereales, derivados lácteos, etc. tienen el sello de aprobación de asociaciones como la de corazón o de pediatría. Esto no les convierte en más saludables, hay que barajar los intereses económicos que pueden haber detrás.
- Batidos detox y barritas sustitutivas: No te fíes de las promesas de los batidos o zumos que venden para limpiar o depurar tu cuerpo. No tienen esa capacidad, nuestro organismo ya cuenta con sus propios mecanismos de detoxificación (riñones, pulmones, etc.). Por otra parte, también son publicitados con la finalidad de quemar grasas. Cambiar hábitos y mejorar composición corporal requiere un trabajo de educación nutricional y constancia. No es tan sencillo. Los mensajes que prometen resultados rápidos en poco tiempo son irresponsables. Además, estos productos contienen ingredientes de muy baja calidad, muchos aditivos y cantidad de azúcares añadidos.
-Alimentos light: seguro que os suena la frase “la vida no está hecha para contar kcal”. Que un alimento sea light significa que contiene un 30% menos de calorías. Se ha eliminado una proporción de grasa, la cual confiere sabor a los alimentos. Así que, para que nos resulten más sabrosos, les añaden almidones modificados, jarabes de glucosa, agua, etc. Por tanto, no los convierte en un alimento más sano. Por otra parte, gracias a la grasa se absorben ciertas vitaminas, por lo que no nos podríamos beneficiar de ellas. Además, las grasas nos proporcionan saciedad. Así que mi consejo es que ignoremos esta alegación.
-Alimentos 0% azúcares: En este caso se sustituyen los azúcares por edulcorantes (acalóricos). Pero tampoco los hace más saludable ya que éstos nos acostumbran a sabores muy intensos y se ha visto que pueden afectar a la diversidad de la microbiota intestinal.
¿Qué hacemos? Lo ideal es educar al consumidor para que sepa interpretar los etiquetados e ignore las alegaciones nutricionales de los envases, la publicidad, los sellos y los avales de instituciones. Compra alimentos naturales, frescos y mínimamente procesados.
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